Perdí mi cartera y reflexioné sobre el Estado

La semana pasada perdí todo: DNI, carnet de conducir, tarjetas bancarias, etc.

Llamé a Guaguas Municipales para ver si se me había quedado en el transporte público y efectivamente así fue.

Cuando les pregunto dónde debo recogerla me dicen lo siguiente: "En el Sebadal".

Hacía tiempo que no oía ese sitio. Sabía que estaba en las Palmas pero ni idea de en qué parte.

Hasta que miré en Google Maps y vi esto:

Tienen la oficina de atención al cliente casi en la montaña, en las afueras de la ciudad.

Encima, cuando me bajé en la parada de guaguas más cercana, hay que caminar 20 minutos cuesta arriba. Imagínense una persona de 55 años haciendo esto.

No solo tienen la oficina de atención al cliente alejada del cliente, sino que además es una empresa cuyos clientes, en su mayoría, NO TIENEN COCHE y van a tener que acceder a pie.

¿Por qué se dan tanto estas situaciones absurdas en las empresas públicas?

Pues por dos sencillas razones:

¿El puesto de trabajo o el dinero que ganan los mandamases de Guaguas Municipales peligra por estos detalles?

No.

¿Hay otra empresa de transporte municipal que compita con Guaguas Municipales?

No.

Esas son dos de las principales razones por las que las empresas públicas tienden más a la ineficiencia:

1. Falta de incentivos tanto negativos como positivos.

2. Falta de competencia (en muchas ocasiones).

Situaciones como las de esta historia se pueden dar en empresas privadas claro, pero a un coste. En la empresa pública, no.