Los 7 impuestos más absurdos de la historia.

Cada uno peor que el anterior...

Los Estados siempre nos han tratado como a ganado.

Y como buenos ganaderos, no tienen reparo en ordeñarnos de todas las formas imaginables. Les da igual (total, tienen el monopolio de la fuerza).

Por eso, no les tiembla el pulso a la hora de inventarse impuestos absurdos.

Y a veces… la cosa se les fue tanto de las manos, que hasta provocaron desastres.

Aquí van los 7 impuestos más surrealistas de la historia:

1. Impuesto a los botones (Francia, siglo XVIII).

La monarquía decidió que por cada botón que hubiese en tu ropa tenías que pagar un tributo

Al igual que ocurre a día de hoy, el mercado se tuvo que adaptar y la ropa empezó a llevar menos botones.

Moda minimalista forzada por impuestos.

2. Impuesto a los árboles de tu jardín (India, siglo XIX).

En concreto, cada árbol frutal que tuvieses tanto en un terreno como en el jardín de tu casa debía pagar impuestos.

El hecho de tasar todos los árboles, incluso los de aquellos que solo tenían un par para consumo propio, provocó que muchos campesinos y particulares talaran árboles sanos para no pagar.

Resultado: pérdida de recursos alimentarios y por supuesto, un aumento en su precio.

3. Impuesto al jabón (Inglaterra, siglo XVIII).

En principio, no parece algo disparatado ponerle un impuesto al jabón.

Lo gracioso viene cuando nos damos cuenta de que se estaba tasando el jabón en plena revolución industrial, con el auge de las ciudades y la proliferación de epidemias…

Literalmente, se le ponía un impuesto a la higiene cuando más hacía falta. Lamentable.

4. Impuesto a las ventanas (Inglaterra, siglo XIX).

En cuantas más ventanas tuviera tu casa, más pagabas. La gente acaba tapiando sus ventanas y en consecuencia vivían con menos luz y ventilación… aumentando así el riesgo de contagio de enfermedades.

Entre esto y lo del jabón…

5. Impuesto a la sombra (Italia, actualidad).

En Nápoles, Roma y otros ayuntamientos, existe un impuesto para los negocios cuyos toldos o sombrillas proyecten su sombra sobre la vía pública.

La justificación detrás de este impuesto es que esos toldos o sombrillas que ocupen el “espacio aéreo” o priven de luz solar a los ciudadanos deben ser considerados como ocupación y pagar por ello.

Parece una broma, pero no lo es. Es tu dinero siendo robado justificándolo con un chiste.

6. Impuesto a la barba (Rusia, siglo XVII).

Para “modernizar” Rusia al estilo europeo, Pedro El Grande impuso una tasa a todo aquel que quisiera conservar su barba. A cambio, recibías una ficha metálica que acreditaba que habías pagado por el derecho a llevarla.

¿Veremos a Bukele hacer lo mismo con los jóvenes que decidan llevar una cresta🤔?

7. Los que pagas tú (actualidad).

Hoy, un ciudadano de la UE que gana el sueldo medio paga más del 50% de su renta anual en impuestos, cosa que también pasa en algunos países de LATAM.

No me cabe la menor duda de que en el futuro, cuando los Estados ya hayan caído y los impuestos sean historia, la sociedad verá absurdo que nosotros trabajásemos más de la mitad del año para el Estado por servicios mediocres que podía ofrecer el sector privado.

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