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Las elecciones en la capital argentina se roban los titulares de esta semana. Pero la cosa no termina ahí. También ha llovido corrupción y represión en varios rincones del mundo:

• Buenos Aires y el voto con amnesia.

• Serbios hartos de morir por su Estado.

• El lenguaje lo es todo en política.

• Irán y su régimen de ejecuciones.

• Sánchez haciendo honor a su libro.

1. Hay que mantenerse firmes.

Los resultados en Buenos Aires sorprenden y cuesta digerirlos.

Indigna ver cómo una sociedad que esquivó la hiperinflación, que roza con los dedos salir de la pobreza y que volvió a imaginarse un futuro… ahora parece votar en contra de todo eso.

Pero no hay que perder el pulso. Ni la fe. Los datos y la historia siguen de nuestro lado.

Nuestro trabajo sigue siendo el mismo: señalar lo logrado y mostrar todo lo que se podría conseguir.

Seguir firmes e insistentes con las ideas que están del lado bueno de la historia.

2. Serbia: el dolor que despierta conciencias.

Pocas cosas sacuden tanto a un pueblo como la muerte. Más aún cuando esa muerte lleva el sello estatal.

En Serbia, septiembre de 2024 dejó 16 muertos por el colapso del techo de una estación de tren. ¿Causas? Las de siempre: negligencia y corrupción gubernamental.

La reacción no tardó. Protestas, represión policial y un gobierno que se niega a adelantar elecciones.

El luto se convierte en rabia. Y la rabia, en movimiento.

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3. El nuevo departamento de Trump.

Cambiar “Departamento de Defensa” por “Departamento de Guerra” tiene sentido… si eres intervencionista y beligerante.

Un gesto anti-libertario que, para colmo, está pagado por el bolsillo de los estadounidenses (como todo lo que hace un gobierno).

4. Irán: el Estado que mata sin disimulo.

En tres años, han perpetrado más de 2.200 ejecuciones. Doce de ellas relacionadas con las protestas de 2022 tras el asesinato de una mujer por no llevar velo.

La última, esta semana: un hombre ejecutado por presuntamente disparar a la policía. Las pruebas claro, brillan por su ausencia.

Y sí, hay que agradecer no haber nacido en una teocracia islámica.

5. Pedro Sánchez 2031.

El presidente volvió a la televisión pública (su televisión).

Firme. Imperturbable. Especialista en sortear escándalos que ya se cuentan por decenas.

Mentiras, contradicciones y ese apetito de poder que ya no disimula. Su físico cambia, su ambición no.

Nada parece detenerle. Puede que lo veamos en 2027. Y puede que también en 2031…